Edición especial
Tenía otros temas y vivencias para compartir pero... Hago una pausa para escribir este texto, inspirado por una persona sencillamente MA-RA-VI-LLO-SA.
Amiga, ayer que estuviste en casa, me dejaste tan conmovida que, no puedo hacer menos que escribirte este texto-carta abierta para agradecerte.
Todavía te recuerdo a mi lado, en aquel taller de escritura autobiográfica que les di en la Secretaría de las Mujeres. Escribías poco y hablabas mucho menos. Te encogías, te escondías, te querías hacer invisible pero, a mi lado, eso es imposible. En ese taller tuve unas pequeñas pinceladas de ti.
Posteriormente organizamos un taller de cuatro meses para que vivieran el proceso de escribir una pequeña autobiografía. Para entonces ya te dejabas ver un poco más. Desde el primer día de ese taller pude conectar con tu esencia, con tu inocencia y tu clarividencia. Una vez que comencé a escuchar, de tu propia voz, de tus propios temblores y lágrimas tu vida, me di cuenta de lo que estás hecha: de fuerza y magia.
Tenía que pasar una semana para volver a escuchar tus escritos, sabía que me desgarrarían y a la vez me fascinarían. En cada sesión quedaba atrapada por tu forma tan peculiar y orgánica de escribir.
En tu escritura se transparenta tu dolor, tu ternura, tu inocencia, tu furia y tu poder.
Al terminar el proceso del taller, te ofrecí probar un poco de la terapia que doy. Inmediatamente aceptaste, lo cual, a la fecha, te lo sigo agradeciendo porque de ahí surgió la entrañable amistad que nos une ahora.
Cada vez que nos reunimos recibo un gran regalo de aprendizaje de tu parte. No has necesitado llenarte de teorías ni conceptos para ser una mujer sabia. Cuando abres tu boca para decir algo, solo es sabiduría y verdad profunda lo que escucho de ti. Siempre con tu inocencia por delante.
Tus dudas y preguntas no son sencillas, siempre llevan la profundidad que te caracteriza. Lo mismo que tus experiencias. Eres escucha respetuosa y abierta para el aprendizaje. Y sin darte cuenta, enseñas mucho.
Gracias amiga, por motivarme con tu ejemplo.
Gracias amiga, porque sigues en pie.
Gracias amiga, por mantener tu ternura.
Gracias amiga, por darme dosis de inocencia.
Gracias amiga, por permitirme compartir, de ida y vuelta.
Gracias amiga, por todas las reflexiones que me compartes.
Gracias amiga, por los ánimos que nos damos una a otra cada vez que nos encontramos.
Gracias amiga, por abrirte a gozar la vida.
Porque mucho de lo que has vivido es duro, muy duro, y tú, solo sabes conectar con tu corazón y tomar fuerza de ahí.
Haces que las humillaciones externas, te enseñen y se te resbalen.
Porque eres capaz de quitarte la comida de la boca y dársela a cualquier ser vivo.
Eres tan valiente que no te importa que alguien te arranque un cacho de cuerpo a mordidas con tal de apoyar a otros.
Porque eres necia y obstinada y ahí estás, llegando a tus metas.
Con todo lo que has pasado, eres capaz de pensar en tu cordura y mantenerla.
Porque tu presencia y tus palabras siempre son bálsamo para mi alma y la de cualquier ser vivo que se te acerque.
Nunca olvidaré que en el 2019 me acompañaste cuando me sentí morir. Y en 2022 te preocupaste cuando no respondía pronto los mensajes.
Amo ver cómo te van siguiendo los pájaros, los perros, los gatos, y todo ser mientras vas caminando por el monte.
Amo ver los cambios radicales que has tenido desde el primer día que te conocí, hasta el día de hoy.
Ahora soy capaz de entender tu comunicación interespecie.
Te admiro de todo a todo, querida amiga.
En esta visita me has dejado muy sensible y conmovida, me dejaste ver, una vez más, tu centro poderoso, amoroso y gozoso.
Con tu ejemplo, me has motivado a soñar aún más y a meterle turbo a lo que ya hago y lo que tengo proyectado.
Gracias te doy por las carcajadas y las lágrimas derramadas.
Nuestra amistad no puede ser distinta, no andamos con medias tintas ni con tibiedades.
Esta amistad es intensa, divertida, sensible, respetuosa y lo mejor de todo: creativa.
Te amo Eli. Eres una bendición del universo.
Aquí dejo las rolas de este texto: